Cada lunes una dulce melodía acompaña el silencio de la sala, vuela a través de todos los espacios; oyentes ingenuos de una radio no se inmutan ni prestan atención. Detrás de la pared, dedos largos, finos como plumas danzantes en el blanco y negro del teclado recorren con el mismo dulzor del sonido cada una de ellas, unas veces más soberbio, y otras veces acariciándoles y consintiéndoles; su mirada que es como el sol en el cielo, mirándoles hacia abajo una a una, selecciona la preferida y la acompaña con su favorita, una por una van moldeando la dulzura que refleja su cara, una sonrisa brilla en sus labios, y un beso de amor le adorna su frente. Eres tu mi artista mi Ángel mi “cuchito”
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